¿ESTÁ LA CONSTITUCIÓN OBSOLETA?
Se cumplen 30 años desde que se aprobó en referéndum la Constitución de 1978 y después de tanto tiempo surgen voces por todo el país sobre la conveniencia o no de su reforma.
La Constitución no debe ser considerada un documento inamovible y cerrado para siempre como se defiende desde sectores de la derecha sobre todo.
Es cierto que esta Constitución fue el eje sobre el que se vertebro la convivencia democrática que disfrutamos, pero también es cierto que la sociedad española ha madurado durante estos años y las circunstancias no son las mismas.
Nuestra clase política centra este debate en la reforma del Título II y más concretamente en el Art. 57.1 referido a la prevalencia del hombre sobre la mujer en la sucesión a la Jefatura del Estado, cuando en la calle el clamor de reforma es más amplio y profundo.
La separación Iglesia-Estado debe ser una realidad, para lo cual se debe profundizar en laicismo del Estado, reformando el Art. 16.3.
Se debe reformar el Título VIII para tender a un Estado Federal que reconozca las distintas nacionalidades y dote de más contenido la descentralización de las competencias que asumen.
No debe olvidarse también, los nuevos modelos de convivencia que han ido surgiendo al amparo de la democracia, así hoy los matrimonios no son solo los integrados por un hombre y una mujer, sino que están reconocidos por ley los integrados por dos personas del mismo sexo, lo cual debería estar recogido en la Constitución.
También sería necesario profundizar en la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, y en los derechos de los inmigrantes que cada vez son más números entre nosotros.
Por último, creo que es el momento de plantear la gran cuestión que se cerró en falso durante la transición y esta no es otra que la forma de estado.
Monarquía o República, esa es la gran cuestión a debatir, y creo que después de 30 años de democracia el pueblo español está capacitado para en un plebiscito poder decidir libremente como quiere ser gobernado.
Estos son algunos de los cambios de la Constitución que creo se deben defender desde una postura de izquierdas como es la nuestra.
Manuel Reinosa González.
La Constitución no debe ser considerada un documento inamovible y cerrado para siempre como se defiende desde sectores de la derecha sobre todo.
Es cierto que esta Constitución fue el eje sobre el que se vertebro la convivencia democrática que disfrutamos, pero también es cierto que la sociedad española ha madurado durante estos años y las circunstancias no son las mismas.
Nuestra clase política centra este debate en la reforma del Título II y más concretamente en el Art. 57.1 referido a la prevalencia del hombre sobre la mujer en la sucesión a la Jefatura del Estado, cuando en la calle el clamor de reforma es más amplio y profundo.
La separación Iglesia-Estado debe ser una realidad, para lo cual se debe profundizar en laicismo del Estado, reformando el Art. 16.3.
Se debe reformar el Título VIII para tender a un Estado Federal que reconozca las distintas nacionalidades y dote de más contenido la descentralización de las competencias que asumen.
No debe olvidarse también, los nuevos modelos de convivencia que han ido surgiendo al amparo de la democracia, así hoy los matrimonios no son solo los integrados por un hombre y una mujer, sino que están reconocidos por ley los integrados por dos personas del mismo sexo, lo cual debería estar recogido en la Constitución.
También sería necesario profundizar en la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, y en los derechos de los inmigrantes que cada vez son más números entre nosotros.
Por último, creo que es el momento de plantear la gran cuestión que se cerró en falso durante la transición y esta no es otra que la forma de estado.
Monarquía o República, esa es la gran cuestión a debatir, y creo que después de 30 años de democracia el pueblo español está capacitado para en un plebiscito poder decidir libremente como quiere ser gobernado.
Estos son algunos de los cambios de la Constitución que creo se deben defender desde una postura de izquierdas como es la nuestra.
Manuel Reinosa González.
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