viernes, 13 de junio de 2008



AVANZANDO HACIA UNA MAYOR DEMOCRACIA INTERNA EN EL PSOE.


Agrupación Socialista de Alcañiz (Teruel).



Desde su fundación en 1879, hace casi 130 años, podemos decir con orgullo que el PSOE ha sido, en todo tiempo y circunstancia, el motor del cambio político, social y económico de España, el principal instrumento para su modernización y progreso, el elemento básico para la conquista y consolidación de las libertades cívicas en la sociedad española. Ello se ha logrado gracias a la eficacia de nuestras ideas y acción política, al esfuerzo tenaz de su militancia y el apoyo electoral logrado tras sintonizar con las demandas sociales de los trabajadores y de sectores de la clase media progresista.Sin embargo, todo este horizonte de libertad y progreso, en gran medida debido a la acción política de los socialistas en estas tres últimas décadas de legalidad constitucional, no debe de ocultarnos toda una serie de situaciones en lo referente al funcionamiento interno del PSOE que requieren, necesariamente y para empezar, una profunda reflexión y la propuesta de avances y soluciones alternativas. Es fácil para muchos militantes de trayectoria vital totalmente democrática y para muchos de los simpatizantes que se aproximan a nuestro partido, constatar o percibir una clara diferencia y contraste entre la sociedad democrática y la ampliación de derechos civiles de los que disfrutamos hoy en día, con las carencias y limitaciones de la democracia interna en nuestro Partido, con funcionamientos viciados y, a veces, hasta poco éticos, que, en algunas ocasiones, se han convertido desgraciadamente en prácticas habituales y, lo que es peor, incluso toleradas, en diversos órganos de la dirección interna del Partido. Por ello, siendo como somos firmes defensores de la democracia de partidos, queremos también defender la democracia “en” los partidos puesto que, como se contempla en el artículo 6 de la Constitución, refiriéndose a los partidos políticos, declara que“su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.
EN CONSECUENCIA,
Hemos de avanzar y trabajar para que, en el funcionamiento orgánico del PSOE, la democracia interna sea más que una hermosa declaración de intenciones con frecuencia incumplida, que origina el que, como militantes socialistas, parezcamos tener en ocasiones menos derechos que como ciudadanos.
Podemos resultar una referencia democrática poco creíble para la sociedad si permitimos o nos habituamos a que los llamados aparatos del Partido, en sus diferentes niveles orgánicos, se impongan sobre la opinión mayoritaria o soberana de las bases socialistas, sobre los militantes.
Hemos de combatir, con transparencia y participación, la idea socialmente bastante extendida de que los intereses personales, bien sean éstos de militantes destacados, dirigentes, “barones” o “familias” existentes en el interior del PSOE, se imponen sobre la ética política, las ideas y la coherencia propias del pensamiento socialista. Nuestro modelo de partido no debe aceptar, en ningún caso, personalismos que suplanten a la ideología, las “adhesiones inquebrantables” y las fidelidades personales basadas en intereses diversos. Debemos oponernos a la actitud o tentación de determinados dirigentes que se preocupan más de convertirse en “caudillos” territoriales, aferrados al poder orgánico, que en defender los principios éticos e ideológicos socialistas. Por ello, rechazamos el que se pretenda que los militantes de base queden relegados a meros espectadores, a ser comparsa de lo que otros deciden por ellos. Frente a esta situación, defendemos, en todos los niveles orgánicos del Partido, el impulso de una práctica y una pedagogía profundamente democrática, abierta, transparente y plural pues ello resulta un deber moral para con nuestra militancia.Frente a este modelo, creemos firmemente en que debemos potenciar el que dentro del PSOE puedan coexistir libremente, dentro de una deseable pluralidad interna, posiciones políticas diversas, corrientes de opinión diferenciadas dado que nuestro Partido es, debe ser, el reflejo y representante de amplios (y plurales) sectores progresistas de la sociedad española. En este sentido, debemos recordar la Resolución aprobada en la Conferencia Política del PSOE celebrada en Madrid los días 20-21 de julio de 2001 que, textualmente, dice que, “El derecho a expresar el propio pensamiento y proponérselo a los demás compete a cada afiliado individualmente, así como al conjunto de afiliados que, coincidiendo en criterios y opiniones, constituyen una Corriente en el seno del Partido”.Rechazamos por todo ello las actitudes de quienes, desde el aparato orgánico del PSOE, puedan tener la tentación de considerarse sus únicos propietarios, de quienes pretenden patrimonializar nuestra Organización.
No podemos aceptar que, en aras a una supuesta disciplina interna o fidelidad hacia determinadas personas destacadas de nuestro Partido, se rechace sistemáticamente el debate razonado y libre de ideas en el seno de nuestras bases, de nuestras Agrupaciones Socialistas. No es símbolo de madurez política el temer, impedir o condicionar el debate interno, el que se interprete en determinadas esferas dirigentes del Partido como un “problema” y no como una “solución” lógica, como una práctica necesaria para confrontar ideas, que nos confirme en nuestros ideales y que sirva de auténtica pedagogía política para nuestras bases militantes. El debate interno debe ser en todos los niveles del Partido, no sólo un signo de identidad socialista, sino la forma de ofrecer, desde la libertad y el respeto, aportaciones enriquecedoras para el avance del proyecto socialista que a todos nos une y compromete. En consecuencia, deseamos potenciar el debate interno en base a ideas, programas y proyectos (las personas somos siempre secundarias) y no fomentar discrepancias que puedan generar tensiones internas, la mayor de las veces motivadas por funestos personalismos que sólo sirven para dividir (y enfrentar) a sectores y militantes del Partido.
Por todo lo dicho, planteamos una serie de propuestas concretas:
1.- Defendemos un PSOE plenamente democrático en su funcionamiento interno, consideramos que éste debe regirse con criterios que hagan efectiva una auténtica democracia interna, que permitan la igualdad real de todos nuestros militantes, sin discriminaciones arbitrarias ni marginaciones absurdas, pues todos somos necesarios y corresponsables en el proyecto común socialista en el que creemos y por el que trabajamos día a día. Por ello, resulta necesario ofrecer alternativas tanto en materia organizativa, como en relación a la ética de comportamiento socialista entre las cuales pensamos que resultan prioritarias las siguientes:
2.- Propugnamos que nuestro Partido, nuestros órganos de dirección y todas nuestras agrupaciones locales sean un campo abierto al debate, a la participación, a la necesaria renovación de ideas y de personas, que seamos capaces de integrar a los sectores sociales progresistas, a colectivos de población inmigrante y, de forma especial, a los jóvenes en el proyecto de transformación social que representa el PSOE. Queremos que nuestro Partido reconozca y refleje en todos sus niveles organizativos el pluralismo existente, no sólo en nuestra militancia, sino también en nuestra base social y electoral.
3.- Es necesario que exista un auténtico pluralismo en todos los órganos ejecutivos, deliberantes y de control del Partido, un pluralismo que, aplicando la fórmula de la mayoría corregida que permita integrar la diversidad, tenga en cuenta criterios de proporcionalidad, que evite monopolios y exclusiones carentes de ética política.
4.- Convendría impulsar el sistema de elecciones primarias en todos aquellos lugares y cargos en que sea posible. Consideramos que es el mejor camino para profundizar en la democratización interna del PSOE: queremos fomentar la participación de los militantes, que se sientan escuchados, que su decisión cuente realmente en todos los niveles. De este modo, al abrir el Partido mediante el sistema de elecciones primarias, no sólo se refuerza la participación de nuestros militantes, sino que se favorece la democracia interna y, de paso, se evitan decisiones unipersonales a la hora de elegir a nuestros candidatos. Además, pensamos que las primarias permiten que se interesen por la política sectores sociales decisivos para impulsar nuestro proyecto socialista como son la juventud, los sectores progresistas y los colectivos de población inmigrante de la sociedad plural en la que vivimos. Las elecciones primarias servirían para elegir los candidatos a Secretario General del Partido, Presidente de Gobierno, presidentes de Comunidades Autónomas y alcaldes de poblaciones de más de 10.000 habitantes, con la posibilidad de una segunda vuelta en caso de presentarse dos candidatos y que ninguno de ellos obtenga más del 50 % de los votos. Consideramos esencial que los candidatos electos lo sean como consecuencia del debate interno. De este modo se evitarán los personalismos y las decisiones unipersonales y los candidatos electos lo serán en base a su capacidad de liderazgo, preparación, ideas, valores, eficacia y capacidad de plantear propuestas concretas y efectivas en defensa de los intereses de la ciudadanía.Para fomentar las elecciones primarias, para favorecer la aparición de candidaturas alternativas, estimamos que debe de reducirse el número de firmas necesarias para su preceptivo aval, el cual quedaría fijado en el 5 % de los afiliados de su respectivo ámbito orgánico.La propuesta de elecciones primarias, para ser realmente efectiva, debe tener una apoyatura legal. Por ello, consideramos necesario el modificar en este sentido no sólo los Estatutos de nuestro Partido sino, también, contemplar la posibilidad de interpretar el artículo 6 de la Constitución para que se considere la obligatoriedad de aumentar la democracia interna de todos los partidos políticos mediante la celebración de elecciones primarias en los mismos.
5.- Es necesario que se evite la acumulación de cargos y responsabilidades, tanto orgánicas como institucionales, en aras no sólo la eficacia política y de organización interna, sino para evitar actitudes que lleven a la perversión del ejercicio del poder acumulado por determinados militantes, profesionalizando en interés propio el noble ejercicio de la política.
6.- Deberemos aplicar, sin ambigüedades y sin excepciones, en todos los niveles organizativos de nuestro Partido un estricto régimen de incompatibilidades que reafirme la credibilidad y honestidad de todos nuestros representantes electos.
7.- Proponemos limitar los mandatos de los cargos políticos e institucionales pues ello redunda en la imagen de la clase política y en la necesaria renovación de personas, ideas y proyectos.
8.- Es necesaria una correcta actualización y transparencia de los censos de militantes evitando la práctica de su “inflado” con objeto de incrementar la representación con base a intereses personalistas.
9.- Queremos favorecer la participación de los simpatizantes socialistas. De este modo, por medio de un censo de simpatizantes actualizable anualmente, éstos tendrían derecho a voto en las elecciones primarias y, también derecho a voz para expresar sus ideas, propuestas e inquietudes en el seno de las asambleas de las Agrupaciones Socialistas.
Todas estas propuestas pretenden dos objetivos básicos: incrementar la democracia interna de nuestro Partido y permitir que el proyecto transformador socialista conecte mejor con la actual sociedad plural y diversa española en donde debe llevarse a cabo. Por ello, el plantear todas estas ideas y propuestas concretas en favor de impulsar un Partido más democrático, transparente, plural y participativo, no debe ser visto como una quimera, como un ideal inalcanzable, sino como un deber ético común para la dirección orgánica y la militancia socialista. Porque la democracia interna real y profunda, es, y debe ser, una seña de identidad de todo socialista consecuente

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