martes, 15 de abril de 2008

CARME CHACÓN O EL ESPIRITU REPUBLICANO.



ENRIC SOPENA.

Ayer, 14 de abril de 2008, setenta y siete años después de que la II República fuera proclamada en España, las ministras y ministros del Gobierno socialista tomaban posesión de sus cargos en el palacio de La Zarzuela, residencia del Rey Juan Carlos I. Desde que la democracia fue reinstaurada en España, a partir de las elecciones de junio de 1977, la izquierda ha gobernado este país durante casi 18 años. Ahora tiene –como mínimo y salvo imponderables- otra Legislatura por delante.
Si se hiciera un pormenorizado repaso de la situación de las libertades en la España actual, comparándola con la de la mayoría de los países de larga y consolidada tradición democrática, podría comprobarse de forma fehaciente que nuestro país ha recuperado a gran velocidad el tiempo perdido. O, mejor dicho, el tiempo robado a la democracia por los militares liberticidas, la oligarquía ultramontana, la derecha fascista y muchos de los jerarcas de la Iglesia católica.
“Venceréis, pero no convenceréis”, vaticinó Miguel de Unamuno el 12 de octubre de 1936, en la Salamanca caída en manos de los sublevados, durante el acto solemne de la denominada “Fiesta de la raza”. Presidía el acto, celebrado en el paraninfo, el rector de la Universidad salmantina, el citado Unamuno, ya muy anciano, flanqueado por el obispo de Salamanca, Pla y Daniel, quien había cedido parte de su palacio episcopal al estado mayor del Ejército franquista.
Estaba allí también el general Millán Astray, fundador de la Legión. Se oyeron voces gritando: “¡Viva la muerte!” “¡Mueran los intelectuales!” Replicó Unamuno textualmente: “Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha”.
Les faltaba la razón y carecían de derecho. Vencieron, ciertamente. Pero su derrota era inexorable y acabó llegando cuarenta años después. La “fuerza bruta” les duró cuatro décadas. Cometieron todo género de salvajadas institucionalizadas. Construyeron un régimen teocrático y, por consiguiente, absolutista. Creyeron que habían triunfado porque derribaron la República y destruyeron la libertad. Los poderosos, los ricos, machacaron a los débiles, a los pobres. Persiguieron, encarcelaron y fusilaron a mansalva. Atemorizaban blandiendo la cruz y la espada. El machismo era señal de virilidad. Las mujeres, en casa y con la pierna quebrada.
Liquidaron aquellos canallas a la República. Pero, mientras ésta regresa –antes o después volverá-, lo importante, lo esencial es que sus valores, los valores republicanos, son compartidos y asumidos por millones de ciudadanos. Esos valores impregnan la Constitución de 1978 de modo que, por vez primera en este país, la Monarquía está siendo escrupulosamente constitucional.
¿Alguien podía imaginarse, en la época franquista, a una mujer joven, embarazada, pacifista, socialista y, además, catalanista siendo ministra de Defensa? No, bajo ningún concepto. Si alguien lo hubiera propuesto públicamente habría sido condenado a presidio. Pues bien, esa mujer, Carme Chacón, encarna ahora –de un modo muy singular- el espíritu republicano. Es gracias a ello que pudo, sin complejo alguno, y con voz bien alta, decir: ¡Viva España¡ ¡Viva el Rey!
Enric Sopena es director de El Plural

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